Monday, April 25, 2005

LLAMADAS PERDIDAS


Me iba a meter a la cama. Estaba muerta de sueño y además me había bebido un par de vinos en la cena. Mi pierna izquierda se encontraba ya felizmente debajo del edredón cuando mi teléfono me habló desde la mesilla.
-¡Ey! - me dijo.
-¿Quién es? - pregunté asustada. Pensé que igual, no sé cómo, se había marcado un número sin querer y algún amigo estaba al otro lado, en algún sitio, intentando que su voz llegara hasta mis oídos desde dentro de un bolso o un bolsillo.
-No soy nadie, soy tu teléfono, me respondió la misma voz.
-Ah. ¿Y qué quieres?
-Nada, sólo saludarte.
-Bueno.
Al parecer el teléfono tenía ganas de conversación, y creo que mi indiferencia le estaba poniendo un poco nervioso. No sé cómo saqué esa conclusión, la verdad; sus formas rectilíneas no se habían alterado lo más mínimo.
Como yo seguía callada, el teléfono atacó de nuevo.
-Llevas un tiempo espiándome, me dijo. -Me miras de reojo, como sin querer. ¿Te crees que no me doy cuenta?
-No te espío a ti, imbécil. -Repuse. -Espero una llamada importante. Y déjame en paz que tengo sueño. (Ni qué decir tiene que esto último lo dije para hacerme la interesante; me moría por saber lo que podía contarme mi teléfono).
-¿De ese tipo que te llama a horas intempestivas? ¿esa es la llamada importante? Más le valía dejarnos dormir en paz.
Nunca se me había ocurrido que un teléfono pudiera tener personalidad, pero resulta que el mío era impertinente, entrometido, y lo que es peor, paternal.
-¿Tú qué sabrás?, le dije.
-Yo lo sé todo, me respondió -Y no te conviene, se permitió añadir con ligero desdén.
-Pues vaya novedad. (Definitivamente mi teléfono era idiota.)
Decidí cambiar de tema:
-¿Entonces no te dejamos dormir? No sabía que los teléfonos durmieran.
-Cuando nos dejan y nos apagan, sí.
-¿Y soñáis por la noche?
-Últimamente tengo pesadillas, con llamadas perdidas y con mensajes que no llegan a su destino...
Súbitamente me invadió un cálido sentimiento de solidaridad y simpatía hacia el aparato.
-Igual que yo, contesté como en un suspiro.
-No es fácil ser teléfono, dijo con nostalgia.
-No es fácil ser persona, dije con nostalgia, mientras lo apagaba por primera vez en muchas noches.

Sunday, April 17, 2005

UNA HISTORIA REAL


Tengo un amigo. Escritor. Aunque él en realidad ya no escriba. Aunque ya en realidad no seamos amigos. Hoy he leído un relato suyo de hace años. Se titula "Una historia real" y habla de cómo y dónde nacen las buenas historias (él y yo en cierta ocasión tuvimos una conversación sobre ese misterioso lugar).

He leído su cuento y enseguida me he quedado dormida. Y he empezado a soñar un sueño, uno de esos sueños mágicos en que se te brinda la solución a todos los problemas. Su historia flotaba dentro de mi cabeza y yo me he mezclado con ella, continuándola.
He inventado un cuento perfecto, redondo, magistral.

Me he despertado feliz, pero en cuanto me he sentado a escribirlo ya no he podido llegar a él. Se ha perdido en mi cabeza y no lo encuentro. Se lo tengo que contar, aunque en realidad ya nunca jamás hablemos. Que gracias a él encierro una historia perfecta, en algún sitio.